Esta parte ha sido desarrollada
por Jane Arnold y Carmen Fonseca, quienes afirman que los alumnos aprenden mejor
cuando se sienten cómodos y sienten interés.
Para lograr esto hay que tener en
cuenta tres aspectos fundamentales: el cognitivo, el afectivo y el físico. Por
lo tanto una actividad efectiva tendrá en cuenta: la mente, las emociones y el
cuerpo. También es muy importante que se facilite la dinámica de grupo para que
los alumnos sientan de pertenecer a una comunidad que no les juzga y que
favorezca el desarrollo de las interacciones comunicativas.
El profesor por su parte tendrá
que mantener siempre una actitud positiva y disponible al dialogo, tiene que
transmitir confianza, escuchar a los alumnos y mostrar interés hacía ellos.
Para motivar a los estudiantes es
importante crear actividades que potencien la autoestima, hay cinco componentes
que favorecen esto: la seguridad, la identidad, la pertenencia, el propósito y
la competencia.
Además es fundamental que las
actividades produzcan agrado, que estén adaptada al nivel del alumnado, que
sean novedosas pero reconocibles y que sigan las normas socio-culturales
aceptadas por el grupo.
Con todo lo dicho, he aprendido
que es importante crear un grupo clase sano, un atmósfera distendida y unas
actividades interesantes. Todo esto apoyado por la implicación del profesor y
su actitud positiva.
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